Día ochenta y tres.
DAFT day. Suave. Venga, ¡déjate el bloq mayús! Y hoy sí, he encontrado a Dalaras. Y vamos para Tesalónica con unas zapatillas de lona (creo). Bien. No quiero volverme loca (más), porque estoy cogiendo mala fama. Pero es que... es ponerme delante del pcomputer y gritar 'interneeeeeeeeeeeee' para poder conectarme y de pronto, cuando abro esta pantalla no sé qué no decir y qué gritar. ¿Y qué si voy a contrarreloj, contratempo y contracorriente? ¿Y qué si en el momento de correr me quedo paralizada? Es el miedo el que me detiene. El pánico y Pan tocando su flauta (de Pan, propiamente dicha). ¿Cinco? ¿Seis? ¿Siete tubos paralelos? ¿Qué más da? Lo que importa es la música. Y de este, no pasa. No gritaré que no pasarán, porque luego a los otros les da por cruzar un puente y nos destrozan, queridos milicianos. Hay que saber lo que dices en cada momento. No puedes ir alardeando de ser Ingeniero de Telecomunicacionesoalgoasí y luego no saber contar un par de luces. ¡Genial! La próxima ve...