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Mostrando entradas de mayo, 2009

Día ochenta y nueve.

[Yo nací en un año acabado así. Bendita.] Hoy tengo ganas de gritar como una loca mientras escribes en tu Cuaderno el nombre de los muertos. Llorar vino y beber paz. Hoy el delirio se convierte en sal y el placer en mares de calma tras la tormenta. Hoy el cielo es verde como ayer. Azul mentira. La cabeza averiada y en la mano tu del cuello y sin razón. Locuras de la vida temprana. Conteniéndome a oscuras con la luz de la razón encendida, ¡apágala y déjame ser! No me dejes ver la locura en la que me hundes. Déjame ver azul o negro. Déjame matar por gusto y volver a nacer. La dulzura de la sangre derramada de manos de un niño. La razón. La sangre que me ahoga el corazón, si deja de trabajar... ¡No! ¡Que me dejes gritar, te digo! Saltar, pisar, sollozar. Quiero cantar sobre el río bajo la lluvia. En este río. No dejes que llegue al mar. Y recordar las Coplas que nada tienen que ver. Y saber que. Y mañana que. Y no saber si borrar, borrar o matar. Y cortar con todo por lo sano. Y mañana ar

Día ochenta y ocho.

Atravesé ríos de lana y cristales de cartón. Quería alcanzar la locura mientras huía de la gloria. Nubes de vapor ennegrecidas. Lágrimas de cocodrilo en cada esquina. Y en cada esquina mujeres del placer queriendo ser vendidas. Con el pulso acelerado y la vista cegada por el sudor, se me antojaban un capricho sus dulces insinuaciones. Putas. Y no volví la vista atrás mientras huía de sus pechos agrietados y sus labios lengüiatados. No iba a ser la noche de los muertos vivientes. Las estrellas me parecían cada vez más chirriantes, cánticos de pájaros extravagantes. Y en el Altozano, un hombre armado me desafiaba con su metálica mirada. Luchaba con la Bicha ante la estupefacta concurrencia... Acabaron haciendo el amor bajo uno de esos árboles de redonda copa al lado de la fuente. Y yo seguí mi camino por la senda de la amargura. La vía a la locura. Me habían perseguido anteriormente locos seguidos de drogodependientes seguidos de traficantes seguidos de perros, pero había conseguido deja

Día ochenta y siete.

[Obviamente algo tenía que pasar en la Copa y fueron los pitos y lo de que ganó el equipo de la temporada ya lo sabíamos todos y lo que es un fuera de juego ya lo sabemos todos menos los eles del sábado, ¡aysuprimo! Y la liga pa' Canaletas también.] Se abre el telón y sólo hay oscuridad y locura. Ves fotos de caras bizarras que te recuerdan a amapolas por su falso parecido (aunque en realidad algo sí que se parece, desde un punto de vista pornoabstracto) y demás. Remolinos de luz y color en fotos tomadas con una velocidad de obturador lentísima y a toda velocidad. Y el veredicto: te verás obligado a escribir microrrelatos el resto de tu vida, per secula seculorum (genitivo plural neutro [creo]). Y ahí van. El primero, trata de un avión sin rumbo fijo. Una gaviota que trastabilla entre las nubes de su propia ignorancia y un mar de color verdoso lleno de sal y de lágrimas dulces. Un rayo de luz que aparece de la nada y que refleja su fulgor en un faro en la más profunda oscuridad y u

Día ochenta y seis.

Mañana gran final. Gran final que me deja perpleja como tantas otras cosas. Athletic de Bilbao - F.C. Barcelona. Los dos equipos más políticos de España. Los dos que menos españoles se sienten compiten por la Copa del Rey, tócate los **** María Manuela. ¡Qué grande! Si es que el mundo está lleno de tontería. Y de estupidez. Y de pluses, claro. Unos para el salón y otros para la sala de al lado. Enaigüilmischuol. Bueno, mostly. Pero a veces necesitas liberación y gritar y pegar puñetazos al aire hasta oír un 'ay'. Y llorar de risa y de rabia contenida. Y volver a escribir porque sí o porque só. Y otra vez con las mismas tonterías. Y el ego in crescendo. Pero, what am I supposed to do? Pues eso, básicamente. Y mañana será otro día. No seré Barbie. No tendré un Z4 ni un BMW ni un Audi ni un Mercedes. Mañana no. Pero cualquier otro día todo será distinto. Me despertaré una mañana en mil novecientos noventa y cuatro para cambiar pasado, presente y futuro. Y volveré across the univer

Día ochenta y cinco.

Ups, se me olvidaba que seguía teniendo algo por aquí. Volviendo a lo de siempre. La gente no está bien. Será la crisis del país, de su equipo de fútbol, de los bancos... de lo que sea, la gente no está bien. Yo también tengo la cabeza llena de nosequés pendientes de reasignación (or something like it). Y no doy para más. Nain de nainder. Miss WhatelsecanIsay?

Día ochenta y cuatro.

No podía esperar más para hablar de lo maravillosa que puede ser la vida a veces. Perdón, a veces no, cuando eres del Barça. Culé. Catalán. Catalino. Cataluzo. Whatever. FELICIDAD. Y Fútbol con mayúscula. Ves llegar el primero del chorreo (de ellos) y te acuerdas de la madre que los parió (obviamente), no hacen nada, tocan, tín y chás. Gol. Penigol, claro. Las Pipas me las como yo a "puñaos", odo ya. (Y un gran gol, ¿qué le vamos a hacer?). Pero hijo, se caldea el ambiente. Un insulto por aquí, más grititos por allá (a Dios gracias por no ser de esas mujeres que van a ver el fútbol para regodeo de sus madrinovios y que se dedican a insultar a mi amigo Víctor el antes conocido como "Cariátide" que está pasando a ser "Manopán", me gusta el fútbol cariño). Y lo mejor es ver como las caras de los madridistas se ponen moradas, como se atragantan con el condumio (pizzapan) con las pataticas o con derivados de encurtidos, cuando ven llegar al francés con hambre.