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Mostrando entradas de abril, 2010

Día ciento cuarenta y cinco.

Aplícate la rima. Y tenía un perro verde. Le encantaba la película de Tarzán y su fockin' madre en liana. Era tímida y se aturdía cuando la gente le hablaba en grupo. Y no, no tenía sacacorchos con el que desatascar las bocas de los que la rodeaban. Ella era la esperanza de muchos. Era el sufrimiento de otros, todo hay que decirlo. Era tristeza o felicidad y sorpresas en Septiembre (en Mayo/Junio más). Para algunos era alguien más y para otros era ejemplo a seguir. Nunca tenía chinchetas y siempre acababa robándolas de algún corcho. La tiza era su mayor tesoro. Odiaba las pizarras y el frío invernal. Pero aún tenía esperanza. Esperanza al pensar que alguien lo arreglaría. Le gustaba hacernos ver que nada nuevo hay sub solem y que los pasillos, a veces, estaban llenos de animalicos. Nos hizo adorar a algunos la palabra "Estambul" cuando era piedra que caía en agua. Y repetía y repetía y repetía una y mil veces que esplendor ni tiene tilde ni equis. Había visto más libros

Día ciento cuarenta y cuatro.

This is, definitely, Hell. F.Offff.

Día ciento cuarenta y tres.

Que le den al mundo y a quedar bien. *