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Mostrando entradas de octubre, 2014

Día ciento sesenta y siete.

Era nuestro quinto aniversario. No se puede decir que yo anduviera con la mosca detrás de la oreja, es que llevaba de orejeras dos moscardones tamaño catedral. Además, hacía un par de días me había tomado la medida del dedo anular de la mano izquierda de una forma muy sutil. "A ver, ¿cuántos anillos tienes? ¿Y ese en este dedo cómo te queda? A ver, me dejas el anillo [se pone el anillo]. Ah, bien, bien. Bien bien." Era sábado e íbamos a ir a cenar a un buen restaurante para celebrar nuestro aniversario. Yo no había dejado de pensar durante las últimas semanas que o ahora o lo mataba. Esa mañana me fui de compras con mi madre. Él tenía que trabajar pero iba a reservar el restaurante para esa noche. Yo, que soy el ansia viva en persona, estaba preocupada por si no había mesa disponible y quería ir allí desde hacía tiempo. Mientras compraba con mi madre -un precioso vestido para la noche- me escribió. Me dijo que si me gustaban los anillos con una lluvia de noséqué. Yo n