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Mostrando entradas de junio, 2009

Día ciento siete.

No te lo pongas en las piernas que me quema. Escribo desde el interior de una nube con color, sabor y olor. Escribo desde una cárcel abierta. Un libro cerrado y una ventana entornada como una puerta. Escribo desde mi pasión. Desde que tengo memoria. Y escribo sin pensar en lo que escribo. No quiero. Todo el mundo tiene percances. Todo el mundo tiene un Cielo a su imagen y semejanza, sólo hay que descubrirlo. Pero también, todos tenemos un Infierno, mucho más fácil de encontrar. Mi cárcel es mi cuerpo, aunque puedo evadirme tan rápidamente como decir veintidós. Puedo volar cuando quiera, siempre que la ventana esté abierta (y ya no hablo sólo de la mía). Puedo imaginar ser peluquera de tus rizos perfectos. Caries que se pasea por tus ebúrneos dientes para después deshacerse en un baño de espuma, dentífrico y enjuague bucal. Puedo ser lo más escatológico llevado a lo divino (ambas acepciones están bien, me quedo con la segunda, sin embargo). Puedo convertir el oro en pan, la mirra en vin

Día ciento seis.

Mamá, mamá, que en el colegio me quieren pegar. Bien. Cuando piensas que has visto todo lo que tenías que ver, viene un ser alado y te quita la venda de los ojos. Y ¡adiós! Ni canasta, ni cesta, ni balón blanco dando botes. No hay nada. Sólo la sorpresa de encontrar a gente tan sumamente bizarra a estas horas de la vida. Cuatro días. Y llevo dos amenazada en diversos medios. Bien. Me gusta ser el centro de vuestro universo. ¡Arriba el Paocentrismo! Mañana más, mañana mejor. Mañana me como un caracol y me acuerdo de las noches que he pasado mirando a las estrellas sin parpadear. Nunca volveré a ver una uve de patos. Está clarísimo. Pero, no moriré sin verla. Dicen mis amigos que perro ladrador... Yorkshire por naturaleza, natísimamente. Nato. (Y la nata que vuelve, tan ricamente se pasea a sus anchas por los escotes.) Que al revés es Otan. (Sí. He dicho exactamente eso.) Y claro, si puedo decir que no soy creyente, que no me creo lo que veo, que sólo me creo lo que toco... pues hasta qu

Día ciento cinco.

Ché, cuéntale a tu mamá que soy la reina de las cantinas cada noche. Dile que no se asuste si abre la puerta de tu habitación y estoy allí. Es bueno acostumbrarse a la oscuridad cada día (mentira), pero necesito luz (verdad). Mucha luz y fuegos artificiales y cositas de colores con olorbor a fresa. Bien. Dile a tu mamá que mañana será otro día y que la vida son dos días y que día a día se aprende más que en el colegio privado en el que estudiaste. Dile que también tengo sentimientos aunque ella quiera aplastarlos con su gran matamoscas. No caces mosquitos porque son de todo (lo que más, peligrosos) y no te dejes engañar por esas bonitas náyades que siempre van desnudas. No hagas caso de los cantos de las sirenas porque no llevan a ninguna parte. Lo único que tienes que saber es lo que quieres. Lo que quieres aunque no quieras quererlo para saber por dónde pillar al toro. Dile a mamá que a veces me duelen las rodillas de suplicar perdón. Dile que me encanta fumar cachimbas, una detrás d

Día ciento cuatro.

Lo mejor para un mal día, es desconectar. ¡Perdona! Si yo ya no tengo malos días. Es verdad, ¿"cualquier tiempo pasado fue mejor"?, hombre... si hablamos del siglo segundo antes de Cristo, a lo mejor. Pero, en fin. Que lo único que me reconconconcome por dentro es haberle sido infiel a mi tan fiel compañera de los jueves (viernesabadomigolunesmartesmiércoles). Lo siento querida, lo nuestro parece que está a poco de acabar. Muy poco. No me sienta bien salir contigo. Me dejas graves secuelas y me estás echando a perder. Por otra parte, he de confesarte que he conocido a un Moreno que... ¡menudo moreno! Cierto es que él es comparable a tres como tú y bastante más caro y más difícil de conseguir (por lo visto no nos gusta el beerreú), pero es tan dulce. Tan suave. Tan tierno y tan cariñoso y me trata ¡tan bien! Nunca una mala cara y siempre viene dispuesto a todo on the rocks. También sé que tenéis un buen amigo en común... llamémoslo "El Asiático". Y cuando os lo montá

Día ciento tres.

Ana y Mía van de la mano juntas para enfrentarse a tu cuerpo. Mal, lo estás haciendo mal. No está bien ver cosas donde no las hay. No hay que llevar el heliocentrismo por bandera, el egocentrismo tampoco. Me da igual, mi centro es mi ombligo. Obvio como el opio mismo. Lo que más le gusta a la que gente que no le gustas es verte pasándolo mal. Seas quien seas y sean quienes sean. No puede ser. No puede ser. No puedes ir por ahí como un duende robando bebidas en la madrugada y hacerme reír, ¡no! ¡Espera! ¡Esto sí que se puede! Como ponerle los cuernos a todas las Rubias, con todas las que se te ocurra. Una y otra vez la misma noche. Es genial. Y al día siguiente. Una mosca que no deja de molestar, pero me da igual. Y no quiero que me dé igual. No creo que esté bien que me dé igual. Pero ya que más me da. En fin. Sólo quiero escaparme un fin de semana y leer por el camino. Volver sabiendo que cada día descubro a alguien más que estaba ahí, que ha estado ahí siempre SONRIENDO. (No, esto ca

Día ciento dos.

-Como quieras. -Se me ha ido todo de las manos... -¿Cómo? ¿Qué significa eso? -Antes de estar aquí, ¿qué es lo último que recuerdas? Entonces fue cuando vino a mi memoria la imagen del ataúd, el terror. -¿Qué...? ¿Qué ha pasado Eneko? -Bien, antes de eso tuvimos un encuentro, digamos, un poco... salvaje. Te mordí. -Vale, me muerdes siempre, ¿y? -Pues que esta vez te mordí más, de más, es más, te mordí del todo. Aquí, mis ojos se abrieron como platos. -¡¿Cómo?! -Justo lo que estás pensando. Claro, por eso había dormido en un ataúd. -¡Un momento! ¡Esto no me cuadra! ¿Me estás diciendo que me has convertido? -Sí. -¿No se supone que toda la mierda esa de la transformación lleva su tiempo?... ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me mordiste? -¿Desde que te mordí? -Sí. -Pues... doce días. Ya eres una más. -Vale, esto es una broma, además, siento aún dolor en las manos de cuando abrí el ataúd. ¿Qué me dices a eso? -Pues que a los vampiros se nos -recalcó bien el "nos" el jodido- mata

Día ciento uno.

Sólo ves lo que tus ojos quieren ver. ¿Cómo puede ser la vida como tú quieres que sea? Estás congelado cuando tu corazón no está abierto. Estás tan consumido con todo lo que consigues. Malgastas tu tiempo con odio y arrepentimiento. Estás congelado cuando tu corazón no está abierto. [Frozen, Madonna, versión MissLess] Mas cuidado si lo abres, entonces es cuando viene el dolor seguido de lágrimas. Mañana nos toca la visita al Infierno como todos los jueves. Sí. Mañana ya toca. Ya se ha olvidado todo lo que decían sentir unos y otros. Ya da igual, la vida. La vida da igual ya. Y un día de estos a lo mejor me entero de que soy madre o he matado a alguien. ¡Ay si las miradas matasen! ¡Ay si la envidia fuese tiña! Let's spread the word. Abrí los ojos, no podía ser verdad. No veía nada. Intenté levantarme pero algo me lo impedía, era el Terror. Asustada comencé a gritar, pero de mi boca no salían más que unos leves susurros. Mi voz no era más que un murmullo en la oscuridad. ¿Dónde estab

Día cien.

Debía escribir, lo necesitaba. Mi mente se encuentra en un estado de asimilación/transición (a la vida moderna con J.B. [que es José Benedicto]). Melancolía y soledad luchando contra el placer, la ambición y la felicidad pura (esa que se ve en una "simple" sonrisa). Un no saber qué querer. Un no saber qué decir. Contar hasta cien y subir por esas escaleras que antaño me volvían loca. Oler con otro olor y que mi boca sepa a chocolate belga. Contemos hasta mil y dos mil y tres mil y hasta el ocho tumbado si es necesario hasta que nos demos cuenta de que no hay por qué contar. Si cierro los ojos, seguro que veo el Sol y no me ciega. Seguro que la Luna parece contenta hoy. Hay viento. Hay luciérnagas en la oscuridad de la noche que brillan como si fuesen simples trozos de papel reflejando la luz de una farola. Hoy no hay tormenta. No hay miedos, no, sí los hay. Pero es mejor escuchar el silencio. Escuchar una canción en silencio. No hablar. No preguntar por miedo a las respuestas

Día noventa y nueve.

¿Por qué ya no nos gusta hacer nada por nosotros mismos? Creo que hasta el "ya" me sobra. ¿Por qué a lo que aspiramos en la vida es a tener todo hecho? ¿Por qué nos quejamos por todo? ¿Por qué nos quejamos de nuestro trabajo? ¿? Soy feliz, tengo todo lo que el dinero puede comprar, todo lo que quiero. Sólo quiero éxito y fama, el resto para los demás Quiero morir rodeado de prostitutas plañideras que vayan a contar mi vida y obra para pagarse las tetas. Que hablen de tí, da igual si mal o bien, pero que hablen. Se acabaron las historias de hadas. ¿El amor? No existe, ni siquiera como reacción química. Sólo es algo que te ata a otra persona durante un tiempo para después darte cuenta de lo que todo el mundo de más de treinta sabe. Vivir es morir. Y yo prefiero morir solo en una habitación mientras alguien celebra con champagne que se ha librado de mí mientras paga al sicario. Ser historia para siempre, mejor que ser alguien más. Eso es lo que todo el mundo quiere y pocos se at

Día noventa y ocho.

Sí, está bien, lo confieso. En un principio, antes de la materia, fui un ente etéreo incorpóreo y un sin fin de redundancias metafísicas más. Y ese ente que yo fui, era de sexo masculino, hasta tenía nombre (Sergio). Pero algo ocurrió el día que me tocó ir a recoger mi cuerpo, me quedé durmiendo (eso no cambiará never ever) y cuando llegué sólo quedaba uno de mujer. ¡Mierda! Pero era uno de Agosto y ya habían empezado los dolores de mi madre, no podía esperar más et voilà! Aquí estoy, por un maldito despertador. Atrapado en un cuerpo (perfecto, por otra parte) de mujer. De ahí viene todo: fútbol, coche, Muchachadarl, el anticuchicheismo... ¡Qué complicada en la vida! ¡Hay que buscarle explicaciones a todo! Ayer hice un largo viaje. Fui del Infierno al Cielo. Realmente sólo están a un par de manzanas, pero Eva bien sabe que una manzana puede ser un mundo. El Infierno ya sabemos todos comos es (más cuando intentan derribar la puerta del baño) pero esto es otra cosa. No sé si era el Cielo

Día noventa y siete.

Déjame entrar en tu cuerpo esta noche. Ser la luz de la noche, también. Déjame ser un eclipse de Luna. Una noche negra. Déjame ver amanecer en la puerta del Infierno. Déjame gritar y salir corriendo para encontrarme con mi final. Déjame huir en dirección contraria. Déjame llorar. Gritar todo lo que quiero decir. Déjame seguir siguiendo. Déjame sola. No necesito de nadie para poder soñar mi propia fantasía. No necesito haber montado en un globo aerostático para poder describir lo que se ve desde ahí arriba. Esta noche es noche de Infierno. Es para ir a ver a las putas Rubias y acabar con cada una de ellas. Hoy morirán en mis manos. No queda nada por lo que preocuparse. No hay por qué guardar las formas. No hay por qué disimular una felicidad que no existe. Hoy ahogaré mis penas en alcohol y pienso no levantar nunca. Hoy caeré al Tártaro para acabar mis días rodeada de demonios. Sin saber por qué y descubriendo que sé toda la realidad. En este río ya no queda nada. Vamos a jugar a ciegas

Día noventa y seis.

Los corazones son como las puertas de los coches. Algunos cuesta mucho abrirlos y se abren poquito cuando lo hacen y otros, otros se abren demasiado. Close the window, do not let me in. I'm just a demon of the night. Just a whisper, a light you thought you have seen. Sólo una flor perdiendo sus pétalos uno a uno. Una mancha en la noche. Un reflejo color sorpresa. Un rapto de Europa tan fugaz como una estrella. Un adiós-hastamañana. Un dolor de madrugada. No me dejes entrar, sigo siendo malvada. Una sonrisa a medias, una mirada con los ojos cerrados. Soy el Sol de noche, la Luna de día. La brisa que corre en una habitación cerrada. Soy los besos a escondidas de dos niños pequeños en la Caverna (la oscuridad de la ignorancia). Soy una ninfea. Soy luz en la noche y locura nocturna de día. Soy Saber y soy Ignorar. El Alfa, la Omega. Alegría y Tristeza. Soy el mar azul y el negro carbón, el rojo fuego y el verde esperanza. Esperanza y soy Desasosiego. Soy el Placer. Soy y no soy y sigo

Día noventa y cinco.

A la Real Academia EJpañola Ya que te gusta tanto difamar (2. tr. Poner algo en bajo concepto y estima) para que lo vea todo el mundo, pues permíteme que yo también lo haga aunque sea sólo una vez, la última. No te he llamado, ni te voy a llamar, ya llamaré a Lorena entonces porque la camiseta esta se está muriendo de asco en mi casa. Bueno, que contigo no tengo nada que hablar, no tendré amigos desde hace tantos años como tú o no tendré amigos directamente, pero ¿tener amigos para esto? No, gracias, prefiero salir de fiesta y que si se enfadan me dejen de hablar y no me la líen de esta forma. En fin, llámame misántropa si no me gusta estar siempre con la misma gente (ah, misántropa: 1. m. y f. Persona que, por su humor tétrico, manifiesta aversión al trato humano.) o convenida o lo que quieras, de todas formas, digas lo que digas me va a dar igual. No es que me tenga que leer el diccionario porque me haya quedado sin palabras, aunque es la única frase con sentido que ha salido de to

Día noventa y cuatro.

Un demonio, una cajonera diabólica, millones de motas de polvo debajo de la cama (junto a mi pasado y mi historia), azufre... Despertar sabiendo que fue un sueño quien me dictó todo esto. De nuevo el ser feérico que vive en el Infierno debajo de mi cama es el culpable de todo esto, de mi locura nocturna. Estoy harta de los gritos de los mudos que me llaman la atención, de las miradas de los ciegos que quieren saber todo lo que hago. Estoy harta de dar explicaciones a todos los sordos que me quieren escuchar. Estoy harta del aceite, harta de ser siempre el agua. Harta de tener que estar a su servicio, señor/a. Harta de ser siempre cualquier palabra precedida por el prefijo "sub". Quiero ser ultra e ir más allá de tu comprensión, quiero intentar entrar por las ventanas de la gente y quedarme enganchada en el tendedero. Saltar por la ventana y llegar al mar. Viajar en un mar que me envuelva mientras sé que es imposible querer lo que quiero. Llegar más lejos, subir más alto. Flot

Día noventa y tres.

Los pies me los comen a mí los gatos. Ella echa la lotería mientras él compra polvos (mágicos a las hadas de la estación de autobuses). No hablo de drogas, hablo de prostitutas. "Volvemos a encontrarnos en el Infierno, Rubia. En el mismo infierno de siempre. Me gusta. Lo que no me gusta es que te guste estar con tanta gente a la vez que conmigo. Pensaba que lo nuestro era especial chica, pero veo que no. Esta vez me dejé tentar por los demonios de garras que te sujetaban con fuerza otras veces. No caí demasiado en la tentación, digamos que lo suficiente. Lo suficiente para tontear con otra amiga tuya. Pero no te enfades, sé que te lo montas con cada una de las personas que intentan hacerse contigo y lo consiguen, siempre lo consiguen. El Infierno esta vez no parecía tan Hell, era un poco light (nota mental: Cuaderno de la Muerte). Y tu presencia, Rubia, me dejó siberet. " Vale, día relax, mañana comienza el fin de semana y yo trabajando (mal) ... (bien). ¡Vigilen sus ortogra

Día noventa y dos.

No, no. Déjame que me contagie de los aromas prohibidos. De cuatro horas libre como el cielo violeta como el mar. Déjame morder la Luna, comérmela y escupir los restos. Y luego no preguntes el por qué ni quieras saber la verdad. Déjame gritar en sueños, pegarle patadas al amanecer y rechistar. Saltar en la cama de cristal y hacerla añicos. Llorar y llorar y llorar. Déjame estar verde cuando no sepa de qué color quiero estar. Déjame reventar y dejar tras de mí un rastro de plumas (con olor a jabón). Dame chocolate y quítame las flores que no merezco. Recuérdame que Julieta acabó muriendo y recuerda que Romeo, también. Olvida lo de la caverna de Platón, la manzana de Newton, los objetos estúpidos que sirvieron de ejemplo para enseñar a los estúpidos como el resto. Hoy céntrate en ti. Me centraré en mí. One day left. Quisiera ser tan... Y llegar donde estás y pisar el mundo y al mundo y que nos de igual todo lo demás otra vez. No malinterpretes. Vive. No preguntes. Vive. Miss Less*

Día noventa y uno.

Qué repelentes sois, niños de mamá. Recuerda que las cosas son como son y a veces son MÁS que injustas, pero no todo está decidido, acaba de llegar Florentino y las cosas pueden cambiar para el Madrid. Bien. Sueño con vampiros cada noche y despierto temiendo haber sido mordida, pero sale el sol y no me desintegro ni nada, supongo que sigo viva al notar la cálida brisa del interior de un edificio acorralada por pantallas que me devuelven al color blanquecino que me caracterizaba. Allí sí que estoy vampírica (sin islas bonitas). Y me alimento de recuerdos y de dolor y de teclados y pantallas blanquiamarillentas. Y sé que no. Que sí y que no. Y descubro la alter muchachada en otra lengua. Y sé que no. Que no, que no y que no. Y luego me dicen que sí, que todo es distinto, que hay que ver cómo soy. Que no valgo para nada ya me lo puedo decir yo sola. Que mi mundo está del revés, también. Que mañana gritaré y gritaré y soplaré hasta derribar tu casa, ya lo sabes. Y nunca, nunca. Pero hoy to

Día noventa.

Cuando no sabes qué hacer, es fácil dejar volar tu ira y despertar los dolores después. Más tarde sabrás que nada es igual a nada. Y siempre no significa nunca siempre. Algún día despertaré de este sueño que quieren hacerme creer que es vida. [Y me daré en la frente con la tapa]. Never ever. Miss Fallenwishes.