Día ciento noventa y cinco.

Dicen que las sombras son silenciosas pero ¿y si sencillamente son vergonzosas? ¿Y si tienen tanto que contar que les agobia el exceso de información? ¿Y si se aturden porque son tímidas? ¿Alguna vez le has preguntado a tu sombra si tenía algo que decirte? 

Yo creo que saben más de lo que podemos llegar a imaginar. ¿Cuándo te has visto tú de espaldas? Pues ellas todo el rato. No hablan, no gritan, no susurran... ¿estamos seguros de esto último? Porque yo juraría que acabo de oír algo. 

Creo que las sombras hacen frufrú cuando se mueven. Son silenciosas, sí, pero también sonoras a ratos. ¿Nunca has escuchado un eco al caerte? Será que yo estoy acostumbrada, no sé. Pero eso es algo que no puedes rebatirme, las sombras hacen ruido cuando se mueven (frufrú, frufrú, como la túnica de un nazareno) y también hacen ruido cuando se caen. Bueno, cuando te caes tú, claro. La próxima vez que lo hagas intenta prestar atención, como al medio segundo escucharás un sonido característico y peculiar. ¿Sabes cómo suena cuando tiras una piedra al agua en calma? Sí, ya sabes, suena como susurrar "Estambul". Pues ese es el ruido que hace una sombra cuando cae. 

Ya, sé que en ese segundo en el que te das cuenta de que estás cayendo no te da tiempo a darte cuenta de nada más. Lo sé. Pero si haces el esfuerzo podrás escuchar. TMBL. Estambul. Plof

También hay veces que solo la sombra se cae. Sobre todo cuando entras a algún sitio con una iluminación distinta. Ahí la sombra pierde la cabeza y los pies. Entonces cae como cuando estás durmiendo y de pronto sientes que caes por un precipicio que no tiene fin. Te ves volando y muriendo, todo a la vez. Porque sabes que no hay tierra esperándote abajo porque realmente estás a punto de empezar a soñar y nada de lo que pase ahora es real ni cierto pero, a la vez, sabes que irremediablemente hay un puñado de tierra corriendo hacia tu cuerpo y que todo hará chof. Pues así es como se cae una sombra cuando el cambio de iluminación la desorienta. ¿La? ¿Le?

Juraría que alguna vez he escuchado a alguna sombra reírse y, ojo, que no hablo solo de la mía. ¿Sabes cuando juegas con un niño y le pones caras bobas para que se ría? Pues si te fijas bien la próxima vez, podrás oír la risa de una sombra, que llega un pelín antes que la del propio niño, ¿por qué? Porque las sombras lo ven y lo saben todo y, por lo visto, tienen distinto huso horario. Algo de eso debe ser. ¿Y cómo es la risa de una sombra? Siempre viva, melodiosa y contenida. 

Tanto hablar de sombras va a hacer que no pueda pegar ojo en una semana. Menos mal que todo es una alegoría y que llevo ya tanto tiempo sin dormir que no podría hacerlo ni aunque quisiera. ¿Estarás pendiente desde ahora a tu sombra? ¿Me contarás todo lo que te diga? 


Miss.-

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