Día doscientos.

Qué vértigo.

Al final, lo que me apetece es tener a alguien con quien ver una serie, aunque no le hagamos caso. Con quien ver una peli que luego comentar entre risas. Con quien reírnos de lo idiota que es celebrar San Valentín mientras nos hacemos pequeños regalos sin importancia pero cargados de significado. Alguien que quiera conocerme y que me escriba cuando no se aburra. 

Pero toca ponerse la máscara. Toca disimular y decir que no a todo. Toca enarbolar la bandera antiamordisney y hacer el papel de mi vida. Porque, ¿cómo voy a querer yo eso? ¿Cómo va a existir? ¿Cómo voy a encontrar yo algo así? ¿Aquí, ahora, a estas alturas? 

Y, al final, lo que me toca es nada. Ver una serie a solas. Leer un libro sin ningún ruido de fondo que me recuerde que vivo en un planeta habitado por más personas. Hablar con una pantalla y mil manos. Y nunca tocar. 

Morderme la punta de los dedos para no escribirle otra vez con cualquier excusa increíble. 

Alguien que me despierte con cariño cuando me quedo durmiendo en el sofá. Que me dé la mano y un abrazo y me diga que todo está bien. 

Bueno, pues un poco lo que queremos todos. Digo.



Y doscientas entradas que hay ya en este blog. Que empecé hace tantos años y con una vida tan diferente... aunque siempre haya sido la misma vida, en realidad. Soy tan incapaz de releer alguna de las entradas como de eliminarlas porque son yo y yo soy ellas. Y en ese bucle de ser, no puedo volver a perderme en todo lo que fui porque no sirve de nada. Hay cosas muy bonitas, contadas con mucho cariño y no puedo borrarlas porque algún día, alguna persona enamorada, puede encontrar en esas palabras refugio en días de dudas. Aunque luego todo estallara, todo lo que sentí fue real, enorme, inmenso. 

Recuerdo cuando me preguntaste por qué me había puesto este nombre, MissLess, que una amiga tuya te había explicado el significado (o lo que ella, como traductora, entendía como significado, que era bastante cercano a lo que yo quería expresar), pero no recuerdo tu reacción exacta. Es que sí, siempre fui MissLess, siempre fui señora y dueña de nada. Siempre con un vacío, siempre echando de menos algo. Siempre incompleta. Siempre reina de la ausencia.


En fin.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día doscientos doce.

Día ciento veintisiete.

Día quince.