Entradas

Mostrando entradas de abril, 2024

Día doscientos catorce.

Hoy ha sido uno de esos días en los que me despierto bajo unas mantas de hormigón que me impiden moverme. Aun retirándolas, el peso sigue ahí y ya no sé dónde termina mi cuerpo y dónde empieza mi cama. Al estirar la mano, lo primero que he encontrado ha sido un bigote de uno de mis gatos. Lo he apretado con fuerza y me he levantado.  Al subir la persiana del balcón de mi habitación, he visto cómo un remolino rompía el aire frente a mí, era una golondrina que trazaba un arco perfecto entre puerta y columna para acabar posándose en la barandilla frente a mí. Ajena a mi presencia, la golondrina ha comenzado a cantar mientras me miraba directamente, quizá sin verme tras la sutil cortina.  Ha dado unos saltitos, unas vueltas sobre sí misma, se ha hinchado y ha vuelto a cantar con más fuerza. ¿Llamaría a alguien? Aquí el nido las está esperando y ella es la primera que viene al balcón esta primavera. De pronto, la golondrina ha echado a volar y me ha dejado allí sola, mirando por la ventana,