Entradas

Mostrando entradas de enero, 2020

Día ciento noventa y dos.

Ojalá no tener que vivir una vida invivible. Ojalá no tener que sentir un dolor doloroso. Ojalá.

Día ciento noventa y uno.

Y parecía que iba a aparecer en cualquier momento. Me duelen los riñones de reírme si es que eso es posible o una razón. Los pies no porque ya paso tanto de todo que ni tacones si no me apetecen. No. No recordaba nunca una situación similar en la que me hubieran hecho caso y, joder, qué bueno volver a sentirse querida. ¿Volver? Nah, volver no. Y aunque me he reído y me las he bailado todas y aunque he hablado y no me he dejado nada por contar, pensaba que, en cualquier momento, iba a aparecer. Madre mía la estupidez, qué bien me está viniendo. Me siento un poco como en el instituto de nuevo, como si volviera a estudiar a Platón pero otra vez pasando de la caverna para centrarnos en la falta de reciprocidad. De verdad, qué bien me está viniendo tener algo que no significa nada para poder tapar todo lo que significa demasiado. Otra vez, que te juro, que pensaba que iba a aparecer en cualquier momento. Y que sí, que la única forma de dormir por las noches es pensar en esa imagen. En

Día ciento noventa.

Me explotó el corazón al primer toque. Me estalló el alma al primer roce. Ya no estabas. Y da igual lo que haya ahí fuera porque dentro siempre está lloviendo y quema. Qué marrón. Nos refugiamos en barricas porque tampoco podíamos robarle el éxtasis a Santa Teresa y qué más da. Y me explotaba el corazón en cada llamada. Y perdía el sentido del tacto y tenía frío y qué sé yo. Ya no. Ahora vivo presa de un instante que vive retenido en mi memoria. Lo he recordado tantas veces que ya no sé si es real, ¿pasó alguna vez? Y vuelvo a él como si fuera un mantra. Repite. Repite. Y vuelvo a recordarlo, ¿pero pasó alguna vez? A lo mejor solo lo estoy inventando como inventé todo. A lo mejor es todo mentira. A lo mejor todo y nada nunca ha pasado. Me tiemblan las piernas porque me he vendido a un recuerdo que cada día cambia. Me he tatuado algo que no es real. Me he grapado al alma una imagen borrosa. Una sonrisa. Un abrazo. Y nunca han existido. Y qué más da.

Día ciento ochenta y nueve.

No sé en qué momento el corazón se convierte en piedra y dejas de sentir el dolor. Y en qué momento el corazón se convierte en piedra y ves y entiendes la realidad. ¿Cómo puedes llegar a entender que de verdad no te quiso nunca de verdad? Si diste todo por él. Si esto no iba a acabar así. Después de tantas batallas, huye sin mirar atrás culpándote de cada cosa. ¿Te imaginas cavar tu propia tumba con la pala de otro? Esa vela no se va a encender nunca más y ya no suena ninguna canción. Ya paso de compartir canciones con nadie porque después solo queda el dolor que se agarra a cada nota, que se agarra a cada pausa, que se agarra a ti. ¿Cómo se puede sentir tanto dolor cuando ya no sientes nada? ¿Fue antes el no quererte o que no te quiera nadie? ¿O no te quisiste nunca porque nadie te quiso nunca? ¿Cómo funciona el flujo del amor? ¿Necesitas recibirlo para darlo? ¿O, por lo menos, haberlo recibido para reconocerlo? ¿Imaginas no saber lo que es el amor y entregarte todo, absolutamen

Día ciento ochenta y ocho.

¿Cómo puede oler mi casa a alguien que no ha estado nunca en ella? ¿Por qué noto este calor gélido como la nieve? ¿Dónde empiezan y terminan sus huellas? Lo que empieza como un juego acaba siempre siendo real. ¿Más real? No.  He estado en las nubes pero llovía y caí. No caí del todo y ya estaba rebotando. Vaya puta alegoría de mierda, tú. ¿Te imaginas que todas las palabras que inventamos se perdieran? Yo creo que ya va siendo hora de quemar ese diccionario así como todo lo que tocaste y que no ardió.  Vivo añorando algo que es imposible. Algo que no va a pasar jamás. Un beso en la barriga, una caricia no pedida, las gracias, el amor, las ganas. Todo lo que perdiste en el camino a arruinar nuestras vidas.  De verdad, qué fácil tendría que ser todo a estas alturas y qué fácil debe ser odiar desde el subsuelo.  Hacedme un favor, si creéis en algo, que no sea en un dios que os vaya a salvar después de destrozar todo lo que haya estado a vuestro alcance. Creed en un más al