Entradas

Mostrando entradas de enero, 2025

Día doscientos dieciocho.

—Dime que no eres real.  —¿Por qué?  —Tú solo dímelo.  Él la mira divertido, a punto de hacer algún chiste, de soltar alguna burrada, pero lo que ve en los ojos de aquella mujer, le hace frenarse. Hoy hay un brillo distinto en ellos, algo que no había visto antes y, de pronto, se siente algo raro, ya que había estado convencido hasta ese mismo momento de que la conocía como si se hubieran encontrado hacía toda una vida.  Ella lo sigue mirando con intensidad, como si quisiera atravesar su piel para conocer la respuesta que espera. No es ansiedad, no es desconfianza, no es duda, es algo distinto. —Dímelo. De nuevo, ese brillo en los ojos que él ahora ha podido reconocer. No es ansiedad, no es desconfianza, no es duda... —¿Qué es lo que te da tanto miedo? —pregunta él mientras la abraza.  Ella solo es capaz de lanzar un suspiro, uno de esos que nacen desde el fondo del alma. Se acurruca en su pecho, refugiándose como una niña, mientras él comienza a acariciarle el ...

Día doscientos diecisiete.

Imagen
Eran exactamente las tres y treinta y tres de la madrugada cuando enfilé el último tramo de carretera en dirección a casa. Volvía después de una visita nocturna de esas inesperadas, de esas que aparecen de la nada como un personaje secundario en un sueño cualquiera. El año comenzaba, aunque apenas pudiera verlo, porque al girar en esa última curva, empecé a atravesar bancos de niebla. El primero apenas una nubecita, como cuando pellizcas un algodón de azúcar y comienzas a tirar levemente para llevarte un buen trozo a la boca. El segundo ganó densidad. Para cuando llegó el quinto, casi no podía ver un metro más allá. Nunca me ha puesto nerviosa la niebla, estoy acostumbrada y, de hecho, me gusta conducir en esas mañanas que auguran tardes de paseo, pero esa noche había algo aterrador en el brillo que me devolvía el manto blanco que envolvía mi coche por completo. Era cegador. Di las gracias por encontrarme a menos de un kilómetro de casa y me sorprendí a mí misma intentando relajarme la...