Día veinticuatro.

Yo, escuchando a Franz Ferdinand. ¡Me gusta! Y ¡cómo me gusta ser una inculta a la que le tenga que decir cada persona que conoce un grupo de música nuevo para escuchar! Oh, I like it. To be so much openminded... whatever. En castellano suena tan sumamente mal. ¿Por qué me siento tan vigilada? ¡Ah! ¡Ya! Por las cámaras de mi portal [es lo que tiene vivir en el gheto] (no sé ni cómo se escribe, ¡qué vergüenza!). Aún tengo que ir un día a casa de mi abuela. Está pendiente el recolectar sus memorias de maquis, gorrinos y tías raptados. De cabras que salen locas. De cuando se subió en un camión a robar naranjas. Las historias de sus cicatrices (la de la pesa de las otras naranjas, la del cuervo y los huevos). La historia de sus amoríos de chiquilla y de cuando le robó a una pija una barra de pan y se la comió ella sola... con el consiguiente empachamiento y la paliza por parte de su madre (en la posguerra no estaba mal visto robar, estaba mal visto no compartir con la familia). Y mil cosas más. ¡Ay! ¡La que le rompió una garrafa de vino en la cabeza a un chiquillo! ¡Menudo trasto de abuela que tengo! Lo que pasa que luego me gana la pereza, que es madre santa de todos mis vicios y defectos. Y la liamos y no hago nada de lo que iba a hacer. Y encima nadie espera que haga nada, por lo tanto nadie me presiona. Bueno, sí. Sólo una mujer que me dijo un día que tenía nombre de escritora y que ya me podía poner a trabajar en ello. Pero, es que soy una vaga y no me gusta ni a mí lo que escribo. No, no me gusta por eso me presentaba a tooodos los concursos literarios del instituto, porque no me gustaba... Pero luego decía eso y todo estaba resuelto. ¡Bah! Me aburría en casa y... ¡Los cojon*s! ¿Dónde está mi Filología? ¡¿Dónde?! Perdida en el mundo de las Ideas. Por la calle de Kant y la de Freud. Y no, a este último no lo di en clase. ¡Qué tristeza! En fin, de momento puedo morir a gusto. Algo de lo que he escrito ha sido publicado. De forma cutre, sí. De forma conflictiva para mí, también. ¡Cuántos meses de insultos por ladrona y cabr*na tuve que soportar! La gente no entiende lo que es la imaginación para lo primero. Y lo segundo, me lo merecía. Palmera. ¡Já! Y menos mal que los demás no lo pillaron, ya veo yo a la Cerilla viniendo hacia mí a partirme la boca, que es lo que merecía por aquel entonces. ¡Cómo la liaba de parda en el instituto! ¡Ay! ¡Qué recuerdos! Sobretodo aquel día, con aquel cartel de San Valentín para doscientos hombres distintos, la mitad de coña, porque los conocía, y la otra mitad por apuestas y para hacer rabiar a otras personas. ¡Dios! Y si ese día veintemil novias furiosas no me partieron la cara, ¡jamás me la partirá nadie! [Ya verás como mañana me toca ir a urgencias].
De momento parece que la inflamación y la hemorragia no remiten. [guiño con ambos ojos] [guiño con ambos ojos]

My God! Pero si muero que se sepa, que en vida fui una virgen pecadora que cometió crímenes de sangre con armas blancas. Maté a gente y me comí a los demás por los pies. Pero nunca hice daño a nadie. Nunca, never. Ever.

Algún día explicaré con más detalles mi vida y obra. Hasta entonces, ¡Felices años veinte!


Miss Gravityless* [por muchos años, ¡amén!]

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día doscientos doce.

Día ciento veintisiete.

Día doscientos once.