Día veintisiete.

God! ¡Ya no tengo dieciocho años! La verdad (sí, es tristemente cierto), creo que lo acabo de descubrir. Pero... ¿en qué estaba pensando? ¿Quién me hizo soplar esa j*dida vela? ¡Oh sagrada mi*rda! (En inglés claro que suena mucho mejor.). Holy crap! Sólo sé que me obligaron. Yo no quería. No sabía lo que hacía. Y encima me engañaron. Pero... ¿quién? Pues no pararé, no pararé, no pararé. STOP (ese líquida como en Svetlana). God, he parado. Tictac tictac titanic y yo he parado. Y me he quedado embobada con lo que pasa a mi alrededor. 'Hola Paola'... ¿Perdona? ¿Me hablas a mí? Uy, no lo sabía, no. Sigue, tú sigue imbécil (el autologos es obvio [creo que autologos no existe, voy a comprobarlo, a minute please, 'key, no existe, acabo de inventar una palabra... o quizás alguien la inventó antes, en la RAE no está, volviendo]...rw), sigue disfrutando el momento que el 'Carpe Diem' y el 'Collige, virgo, rosas' te van a reventar en la cara. De saltar a parques (parkour creo que lo llaman ahora [obviamente, no]) a tricotar. Palabra graciosa, la verdad. Tricotar. Tricot. ¡Suena tan onomatopéyico! God! I'm tricotin' you! (ya, vale con las gracias). A parte. Sí. ὀνοματοποιΐα. ¡Cómo echo de menos a Paco y sus clases de Griego! Y me siento tan Penélope. Mi vida tomará un rumbo definitivo cuando termine la bufanda. Y me siento tan Penélope (como decía antes) porque la bufanda se deshace cada dos noches (yo varío un poco, por lo del copyright y eso) y después se vuelve a tricotar. Así cada dos noches. Como la vida. Como la odisea en la que luchamos todos. No sé por qué no me puedo quitar esta palabra de la cabeza: unwillingly (de mala gana, a regañadientes).

Se acabó.

Miss Paraquéescribirmás.

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