Día ciento doce.

Cierra los ojos. Cadena de tontos. Y un día encuentras diarios de hace años y te hacen sonreír todas las tonterías que eran lo más importante para ti en aquellos tiempos de pavo real. Real más que Juancar. En este momento un sigiloso grupo de hombres vestidos de negro están derribando la puerta de mi casa para romperme el cuello.

No puede ser verdad.

"Bajé las escaleras para abrir la puerta como en medio segundo, no es que mi casa fuese un palacete pero tampoco tenía treinta metros cuadrados. Cuando llegué al recibidor, reconocí un olor que no ero lo que se dice exactamente dulce pero que me hacía la boca agua. La abrí. Frente a mí apareció el ser más asqueroso que había visto nunca. Un hombre en apariencia, al menos. De piel más que pálida, los labios casi morados y una mirada sangrienta. Sus ojos estaban bañados en sangre al igual que yo lo habría estado en sudor si no hubiese estado muerta. En lo que se tarda en decir 'bú' tenía a Eneko cogiéndome de los hombros. Y ya sólo hubo silencio durante el minuto más largo de mi existencia (mi vida había acabado y no sé si está es la forma correcta). El vampiro de la puerta me miró sin apartar la vista de mí durante ese minuto, asintiendo con la cabeza, olfateándome como un perro. Y todo pasó muy rápido entonces. Se abalanzó sobre Eneko y antes de que yo pudiera hacer nada, la casa estaba llena de vampiros, cuatro de ellos sujetándome de brazos y piernas. Parece que ahora sólo uno de ellos no podría conmigo. Intenté hacer algo por ayudarle, pero no podía soltarme de mis ataduras de manos gélidas. Sólo podía ver de reojo la batalla que estaba teniendo lugar a un metro escaso de mí. En mi recibidor. Lo que sí que podía, era escuchar el ruido que estaban haciendo, sabía que esto atraería a los vecinos y empecé a gritar para advertirles. Sí, ellos podían ser enemigos, pero se unirían contra los humanos sin dudarlo, nos uniríamos contra ellos. Parecía que mis advertencias les abrieron los ojos, porque pararon de inmediato. Otra vez, podría haber parpadeado simplemente y haberme visto en la sala de estar. Ahora estaba en una silla, no sabía si había perdido el conocimiento durante el cambio de estancia o que realmente había sido muy rápido, lo importante era la situación, Eneko estaba en el sofá con el otro vampiro, el que parecía ser el fuerte y yo tenía cuatro de ellos (de nosotros) rodeándome.
- ¿Por qué lo has hecho? No puedes ir haciendo esto por ahí, Eneko, ya es bastante difícil mantener todo esto en secreto como para que encima vayas por ahí creando más, sabes que tenemos que acabar con ella, sólo hay otra opción y créeme que no te gustaría.- Hablaba el vampiro Jefe (supuse) y querían acabar conmigo, ¡bravo!
- Aún estoy aquí, así que si pensáis planear cómo acabar conmigo os agradecería que lo hicieseis telepáticamente o que me llevasen estos a otra habitación.
- No podemos acabar con ella, se me fue de las manos, ella no ha hecho nada. Estabamos... bueno, manteniendo relaciones cuando le mordí y me volví loco. Casi la desangro, no me quedaba otra alternativa, no quería hacerle daño, pero no podemos matarla, otra vez. - Eneko estaba tentando a la suerte desde mi punto de vista.
Esta estaba siendo sin duda la noche más surrealista de mi vida (bueno, que ya no era vida tampoco), nunca había visto tanto vampiro junto. Bueno, no había visto más que a Eneko y él no me había comentado que hubiese más como él, ni tantos como él ni que estuviesen tan organizados, porque estaba claro que el que había llamado a la puerta era el Jefe de todo esto. El que llevaba la voz cantante.
- De todas formas, has dicho que hay otra opción, ¿no? Yo he hecho esto, yo se lo he hecho, yo pienso cargar con las consecuencias. - ¡Qué caballero era este Eneko!
- La otra opción es que como Creador y Criatura, paséis juntos el resto de vuestra existencia. - Y el viejo se quedó tan a gusto.
- ¡¿Cómo?! - Pero yo, no."

A veces sientes que algo crece en tu interior, algo que te quema por dentro, algo que no puedes soportar. Es la ira. Es la angustia. Es el odio o también puede ser el rencor. Pero eso se me escapa a mí por el agujero que tengo en el ombligo al rato, es de gran ayuda para todas estas situaciones estresantes, sólo que suele tardar un poquito. La ira es demasiado grande para salir por un orificio tan pequeño de forma inmediata, primero hay que digerirla y luego ya...

Tengo una buena cosecha de semillas del futuro, semillas que serán malgastadas como el zumo.

Anoche soñé que entraba por mi ventana un escarabajo azul verdoso, que me picaba y me hacía vomitar palabras y palabras. Que me hacía llorar sonrisas enlatadas. Soñé que era azul verdoso porque me recuerda al mar que me recuerda al cielo y el cielo me recuerda a los fuegos artificiales de la noche de San Juan que no tuve que ver a cien metros (graciarl) y que me recuerdan a una ventana abierta y a una noche calurosa viendo películas hasta la madrugada y a una gata callejera cariñosa a ratos que me recuerda a lo bien que huele(s) cuando coges mis manos (ahá) y solventas mis dudas existenciales. Esto es una cadena, pero no es una cadena de tontos.


Miss ChainOfFools*

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día doscientos doce.

Día ciento veintisiete.

Día doscientos once.