Día ciento treinta y siete.

¿No aspiráis a nada? ¿En serio? Marremía (sí, con dos Rs).

¡Llevo tal locura de vida últimamente que no sé ni cómo ni por qué pega el pegamento! Soy feliz y aspiro vapores de color blanquiazuldosos. No tiene sentido hablar ni leer lo que escribo (hablar no ahora, hablar en general, ¡ay! ¡calla!). ¡Sus vidas no tienen sentido! Todo lo que quiere la juventud en este presente (quemedasco) es que les hagan la comida y la cama (yo también pero todo en una). Y ya está, te quieren echar a la hoguera por tener ganas de volar o algo más, pero... WTF! Y encima, se quejan y te marginan por edad.
Trabajar bien no está bien visto. Cuando digo esto sabes que asientes con la cabeza...

¿Las niñas ya no quieren borrachos? No, sólo quieren chulos de playa, chulopiscinas, cretinosronaldos, las niñas ya no quieren amor, sólo quieren dinero y fama. Ya no vale querer ser escritor, ahora lo mejor es ser una bailarina de prestigio en el puticlub de algún barrio sevillano, luego salir en la portada de alguna revista en topless y más tarde ir a Gran Germano. ¡Qué guay!

Y unos de Reyes piden ataduras (yo) y otros la libertad...

Dame, dame.

Que no quiero vivir en pecado y sigues tentándome cada día para que te diga lo inevitable y te tengas que merrimear conmigo. Para que te haga lo inevitable. // El amor no tiene edad, es decir, no tiene una edad marcada para conocerlo. Yo lo conozco ahora, tú no sé. Y el tercero me importa un pijo, en fin, el amor es una cosa muy jodi*a. Para mí no, la verdad. No me puedo quejar, si me quejo merezco ser pegada, de hecho. Creo que el amor es eso que todos buscamos aún cuando insultamos a las parejitas que nos rodean (envy). El amor es eso que no encontramos ni debajo de las piedras y que aparece un día diciéndote aquello de: "Oye, llama a esta que trabaja aquí que tiene la línea língel" y chuleándote y haciendo bromas a tu costa. Pero, ¿qué le vamos a hacer? Bueno, yo, personalmente, me lo voy a comer pa' quedármelo pa' mí pa' siempre. Y ya luego hablamos de alquiler y de vivir en pecado, que no quiero, ¡oiga!

Me voy a los juzgados de guardia, a pedir cita.

(Y por otro lado, con el corazón roto pero alado.)




Miss Enamoooradica*

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