Día ciento cincuenta y ocho.

Tengo tanto que escribir pero tan poco que decir que me atoro y pienso "¿Qué más da? Total... ¿Y si el mundo acaba mañana y no hemos muerto en una pequeña batalla?" Minúscula muerte y paz semiinfinita.

Y quítate, que me molestas otra vez.

Minúscula muerte pero a la francesa, como viene siendo habitual.  No sabéis lo que es la vida hasta que morís un poco. Ay, pobre alma aquella que no quiere morir. Ansiáis la vida ajena sin saber que en vuestra propia muerte está el gozo.

Soledad.

Y palomas mensajeras de alas verdes que vuelan cegadas por la suciedad del universo. Inútil levedad del ser, inútil gravedad de ser inútil. Inutilidad del ser.

Y no te preguntes si es ser o no ser lo importante, si estás preguntando es que no estás siendo, y ser sin saber ser es lo que esperamos ser algún día.

¿Quieres ser el ser que en esta 'sere nere' me lleve a un universo paralelo de muertes destructivas bajo las mil capas blancas de la verdad de ser sin saber? Si ya has pensado una respuesta, no mereces ser.

Ven y quítame de ahí la pena, que duele. Cómeme con los ojos y cállate porque hago galletas de amor y yo lo digo. Y te lo digo.

Ayúdame a combatir  la melodía que me recorre noche y día. Quítame la pena que me duele, quítala.




Y así, volví a soñar con universos sempiternos, con diosas griegas, con el sexo desenfrenado de los protones. Volví a soñar con un estado efímero de felicidad absoluta.


Voy a volver a hacerlo mal. Voy a volver a ser el sueño infinito de una estúpida vida que no deja de ser mas que el inútil reflejo de una mirada al fondo del Aqueronte.




Toma estos dos óbolos y ponlos sobre mí. Dame paz y ábreme el camino a la vida eterna pero antes mátame, a la francesa.









@SitaFreak

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