Día ciento sesenta y nueve.

Más de año y medio llevaba sin pasar por aquí. Y ya me venía apeteciendo desde hacía tiempo. Mucho tiempo y ahora que está tan de moda Pokémon os explicaré mi situación vital con un ejemplo.

Yo de bien jovencita era un precioso Charmander. Un delicado y hermoso Charmander con mi fuego en la colita y todas esas historias de pokémones del señor. Mi pelo rojo, mi fotolog, mis cosas élficas. Era todo un cuadro. Muy feliz en mi hambruna y muy servicial a todo el que viniese a sacarme de la pokéball, que total, ¿qué era yo más que un Charmander? Gracias tendría que dar todos los días al señor por tener alguien al lado que se preocupase por mí (ay, que se preocupase, dice). La Elfilla era yo.

Y entonces pasó el tiempo, tuve que ponerme a trabajar y evolucioné como no podía ser de otra manera. Acabé en una empresa de mierda a niveles catedralicios sin ser yo nada de eso. Rodeada -telefónicamente- de clientes gilipollas incapaces de caminar y respirar a la vez. Y la gente que trabajaba allí, la mayoría de la gente, no me hagáis hablar... Entre el coordinador amigo del jefecillo de turno que pensaba que iba a heredar la empresa, la chupipandi que parecía sacada del 90210, el compañero con cara de asesino en serie norteamericano de 1978, servidora... Ahí me convertí en Charmeleon. Abrí este blog y dejé que saliera todo lo que llevaba dentro en una sucesión de cervezas a un euro sin fin y fiestas sin parangón. El trabajo seguía siendo una mierda, mi vida en todos los aspectos también pero conseguía anestesiarme de lo lindo. Hasta que llegó el chico de la toalla, también es verdad. Salí de esa empresa en el momento justo en el que podría haberme comido un pc completito con ratón incluido y no me pudo pasar nada mejor. Por aquel entonces era MissLess.

Y volvió a pasar el tiempo y acabé en otra empresa que jijijaja. Desde el principio la peste a rancio tiraba para atrás pero EA, había que comer, manía tonta que tiene una. ¿Por qué peste a rancio? Por lo del reciclaje de trabajadores de la empresa anterior y tal. Pero junto a la peste inicial yo quería ver la luz a lo lejos, porque siempre he sido muy... ¿cómo decirlo? Ya está, gilipollas, siempre he sido muy gilipollas. Digamos que no soy una persona muy fácil de aguantar. No sé por qué. Justo antes de entrar en esta empresa yo ya estaba en mi punto álgido de evolución y pasé al siguiente nivel. Era Charizard. Ahí con sus alas, su fuegote supremo, me comía el mundo a la parrilla por los pies. Estaba en mi momento ideal, a chiste cada 10 minutos, mis respuestas eran rápidas, mi sarcasmo delicioso pero llegó esta empresa y poco a poco la llama se comenzó a apagar. La gente no me aguantaba, ¿por qué? Pues creo que porque intenté mantenerme en la empresa haciendo algo impensable... un trabajo extra que no me pagaban y para el que según algún compañero no estaba cualificada (la titulitis es excesivamente mala para el que la padece, ya sabéis, a mí me la viene soplando bastamente) sin que ello supusiese pasar por encima de nadie... hombre, las cosas no se hacen así Miss, o aplastas o te aplastan. Entre eso y los dobles juegos de algunas personas yo me veía repudiada por casi todos mis compañeros, cosa que me afectó muchísimo (aunque intentara hacerme la dura). A día de hoy lo que más me jode es que por culpa de toda la mierda que había allí (gente quejándose todo el rato, herramientas de gestión que van cuando quieren o nunca, empresarios a los que se la pelaba la oficina de Albacete hasta el punto de tenernos trabajando sin aire acondicionado en agosto o sin calefacción en enero...) fui perdiéndome. Llegó un punto que cada vez que se me ocurría alguna coña, un chiste, una respuesta ingeniosa, tenía que apuntármela en una libreta para no decirla en voz alta por las miradas que recibía de mis queridísimos compañeros (no). Médicos, ansiolíticos, mierdas putas y Charizard se carbonizó en su propio fuego y SitaFreak, que era mi última evolución, se fue a la mierda. La caída coincidió con el fin del proyecto. Así que todos a la puta calle otra vez, no matter what.

Y ahora ando en un bucle de no saber quién soy, no han vuelto Charmander, ni Charmeleon, ni Charizard. Pero se les espera.

Porque quiero volver a ser esa persona insoportable que soltaba una coña cada 10 minutos. Esa que no se podía callar ni debajo del agua. Ahora soy una sombra de una sombra de lo que fui. Ni se me oye, asquito me doy. Joder, si yo regalaba galletas en Twitter cada dos por tres.

Y bueno, pues que me apetecía soltar parte de la mierda que llevaba dentro porque desde hace unos días volvió a mí por casualidad el blog de Wardog (aquí) y he abrazado la religión BOFH y el BOFH-zen y quierodeseomiintenciónes no dejarme patear ni pisotear por nadie nunca more. Creo que nos leeremos más a menudo y os contaré bonitas y dolorosas anécdotas de antes y de ahora.

Alabado sea Wardog.





*Nada es vital, nada es importante, nada es urgente.



#SitaFreak

Comentarios

Entradas populares de este blog

Día doscientos doce.

Día ciento veintisiete.

Día doscientos once.