Día doscientos doce.

Hoy le he pedido a Chat GPT que me diera cinco palabras aleatorias (espejo, elefante, guitarra, manzana y martillo), un título para un relato sobre esas palabras, un nombre de hombre inventado (Alistair Bronton) y un nombre de ciudad inventado (Velorianza). Este es el resultado (comienzo a escribir a las 20:17 h). 

El Reflejo del Elefante: Aventuras Musicales entre Manzanas y Martillos

No era un día como otro cualquiera para Alistair Bronton. Nuestro protagonista sabía que aquel día podría cambiar su vida. Tras unos meses intensos de prueba y error, había conseguido, por fin, hacer realidad uno de los sueños de su vida: tener su propia banda. 

El primer integrante había sido el más fácil de encontrar: Charles Evans, oriundo de su misma ciudad, Velorianza, al que llamaban "Manos de Plata" por su habilidad para tocar la guitarra y para trabajar la madera, pues era ebanista de profesión. Evans había tardado exactamente treinta y cinco minutos en ponerse en contacto con Bronton desde que viera el cartel. Porque así es como Alistair había decidido encontrar a los integrantes, como toda la vida, pegando carteles por toda la ciudad. 

El siguiente en llegar fue Liam Anderson, alrededor de una semana después de haber comenzado la cuelga de carteles. Vendedor de espejos y teclista. Su tienda era una de las más antiguas de la ciudad, había pasado de generación en generación durante años, aunque las malas lenguas decían que, dado que el dueño siempre había sido un tal "Liam Anderson", seguramente este había sido siempre la misma persona, alguien que tenía la capacidad de viajar en el tiempo cruzando algún portal temporal gracias a los espejos. Habladurías, vamos. 

El último se demoró algo más, no fue hasta dos meses más tarde cuando Caleb Thompson llamó, por fin, al teléfono de Bronton. Casualmente, era bajista, aunque también había sido domador en un circo ambulante durante años. Su especialidad eran los elefantes, por lo que se había granjeado el apodo de "El hombre elefante", en un alarde de originalidad por todo el mundo que lo conocía, obviamente. 

Habían ensayado en el almacén de la familia de Alistair: rodeados de manzanas, el producto principal que se cosechaba en los terrenos de los Bronton. Fue allí donde comenzaron a tocar juntos, sin saber muy bien al principio cuál era el lugar de cada uno. Descartaron cientos de ideas de nuevas canciones, siempre buscando la mejor, la perfecta, pero aquella canción deseada no llegaba nunca. Alistair había apuntado a la banda al festival de verano de Velorianza, que se acercaba peligrosamente. Aquello hizo que la ansiedad fuera apoderándose de todos hasta que un día, Caleb y Charles se enzarzaron en una pelea a causa del estrés y un fa sostenido traicionero.

Fue Liam el que lo sugirió en ese mismo momento: había que hacer algo para desfogarse. Todos subieron a su viejo pickup sin saber muy bien cuál era el destino, pero con la promesa de que al volver al almacén, todos estarían relajados. Liam los había llevado a una nave a las afueras de la ciudad, parecía abandonada en la distancia, pero cuando se acercaron lo suficiente, pudieron ver que había más de una docena de coches aparcados en la puerta. Liam los había llevado a una nave especializada en el lanzamiento de martillos para combatir el estrés y aquello dio un resultado mucho mejor del esperado. 

Al volver al almacén, el grupo ya tenía nombre y título para su primera canción, que habían ido componiendo en el camino de vuelta. A la semana siguiente, "El Reflejo del Elefante" dio su primer concierto en un bar y la primera canción que tocaron fue aquella que pasaría a la historia: "Aventuras Musicales entre Manzanas y Martillos". 

Relato terminado a las 20:37 h. Publicado sin releer. 

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